14/04/2020. El País

El estado de alarma derivado de la crisis sanitaria por la Covid-19 , ha permitido aflorar situaciones que afrontan diversos profesionales migrantes, debido a obstáculos y demoras en los trámites de Extranjería o en la homologación de títulos. Profesionales, muchos de ellos en el área sanitaria, que no pueden acceder al trabajo o son empleados sobre-cualificados en labores más básicas.

El hecho de ser migrante se asocia principalmente a un abandono del país de origen buscando un futuro económico y social mejor. Se instala en la ciudadanía un pensamiento único en el que los países de origen forman parte de un “tercer mundo” en el que se carece de recursos básicos, la ciudadanía no tiene acceso a la educación y no tienen cualificación alguna

En este contexto, la migración en Europa se asimila a una “lacra”. Se tiene la creencia de que las personas que llegan carecen de capital intelectual, que no tienen capacidad de aportar a la sociedad que les acoge y, a lo sumo, están relegados a la realización de aquellos trabajos considerados más precarios, de baja cualificación y que han sido rechazados previamente por la ciudadanía del país de acogida. 

Esta noticia contradice este supuesto, mostrando la realidad de mujeres y hombres migrantes desde su valía profesional y como personas que pueden contribuir a la lucha contra una pandemia que afecta a cualquier persona por igual y que no entiende de origen ni de nacionalidad.