La Vanguardia. 15/07/2023.

 

La información se centra en los datos de naufragios con víctimas mortales en la travesía migratoria entre África y Canarias durante el último año. Según recoge el medio, organizaciones humanitarias que trabajan en la zona atribuyen este incremento de la mortalidad a los cambios producidos en los protocolos de actuación en el mar, encargándose de los rescates la Gendarmería de Marruecos, y en la práctica elevada de la omisión de socorro como una estrategia en el control de fronteras.

 

El titular utiliza un lenguaje sensacionalista para aludir al hecho trágico de los fallecimientos: “El mar se traga a uno de cada diez inmigrantes…” Con esta terminología se deshumaniza a las víctimas de estos sucesos y se genera una imagen distorsionada de la realidad, ya que no es el mar el culpable de estos hechos, sino, conforme a los argumentos aportados por las fuentes que consulta el medio, es la ausencia de vías seguras y legales lo que obliga a tantas personas a emprender su viaje en condiciones precarias, en las que muchas veces se juegan la vida. En la entradilla se continúa con la línea de  deshumanización de las personas que protagonizan esta información, que son abordadas a través de porcentajes y refiriéndose a ellas como “muertos”.

 

La fotografía empleada vulnera el derecho a la propia imagen y a la preservación de la dignidad de la persona que aparece en primer término, al presentarla en un estado de sufrimiento y extrema fragilidad, que ahonda en el sensacionalismo de esta publicación.

 

Cabe destacar de forma positiva el contraste de fuentes (institucionales y organizaciones humanitarias, activistas y expertos), así como el contexto que se aporta para dar a conocer esta problemática. Se aportan datos concretos, como el de las principales playas de inicio de las rutas y también las denuncias ante la violencia inusitada empleada por las fuerzas del orden marroquíes en las salidas o la falta de identificación de las víctimas mortales de la inmigración irregular.

 

Cuando se trata de informar sobre la vida de las personas los números dejan de ser relevantes, o solo deberían de ser un dato secundario y de apoyo. Los medios de comunicación, en un necesario ejercicio de responsabilidad, tienen el deber exigir que se protejan y se garanticen los derechos humanos en las fronteras y en situaciones de emergencia, sea cual sea el escenario descrito.

 

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